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domingo, 29 de abril de 2018

La olvidada necrópolis paleocristiana de Tarragona

Se trata de uno de los santuarios martiriales más antiguos e importantes de la península ibérica, que se descubrió en el año 1923, al iniciar los trabajos de construcción de la antigua fábrica de tabacos, que cesó su actividad en marzo de 2007.

El recinto, que engloba distintos espacios –algunos aún pendientes de excavación–, sufre actualmente algunos desperfectos que contribuyen a la percepción de abandono. Es el caso de la estructura que cubre parte del yacimiento.

Los episodios de fuerte viento que se vivieron durante la Semana Santa se llevaron parte de la carpa, dejando al descubierto algunos de los ataúdes. Además, la estructura, que se instaló en los años 70, se encuentra en estado de deterioro, con agujeros y hongos.

El desgaste de la cubierta es uno de los problemas del yacimiento. Pero hay otros. Como por ejemplo, el edificio central –antiguo museo de la necrópolis–, que lleva desde el año 1994 cerrado, en desuso.

El área funeraria, es decir, la parte que está cubierta por la estructura de hierro y plástico policarbonato, cuenta con una gran variedad tipológica de entierros. Actualmente, el yacimiento solamente muestra parte de ellos. Así se decidió en el año 2013, cuando se realizó la puesta a punto del conjunto arqueológico, perdiendo algunos elementos funerarios importantes.

Otro de los rincones de la necrópolis –que desde el año 2015 se puede visitar–, es la Cripta dels Enginyers. Durante muchos años estuvo cerrada y, debido a la proximidad del río Francolí, es habitual que la cripta se inunde.

La necrópolis estuvo dos décadas cerrada al público, hasta que en el año 2013, se abrieron sus puertas, después de una remodelación. Desde entonces, los trabajos de conservación en el yacimiento han sido mínimos, llegando al estado actual.

El monumento es propiedad del Estado, pero la gestión es a cargo de la Generalitat. Justamente esta repartición entre las administraciones es la que provoca la falta de inversión.

Por todo ello, el yacimiento tiene un aspecto de abandono, aunque según explica la directora del Museu Nacional Arqueològic de Tarragona, Mònica Borrell, el monumento se encuentra en pleno rendimiento.

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