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lunes, 27 de noviembre de 2017

Misterioso hallazgo de una pareja del siglo XIX en La Calera

"Pudo ser un amor prohibido, un incesto, un suicidio, cantidad de cosas pudieron haber ocurrido, pero ya escapan alcance de la arqueología y se adentran en el mundo literario y de la especulación. No sabemos realmente qué pasó allí", relató el arqueólogo Roberto Lleras, quien junto a su colega Lina Fernández Moreno se le encargó realizar el estudio de los restos óseos de una mujer, un hombre y un bebé que se hallaron mientras restauraban la capilla de Nuestra Señora del Rosario, que se encuentra en la sede de la alcaldía municipal de La Calera.

Los despojos los encontraron unos obreros cuando excavaban una zanja, para realizar el reforzamiento estructural de la edificación que  data de 1778. "Inmediatamente realizamos todos los protocolos para ese tipo de hallazgos y llamamos al Ministerio de Cultura”, señaló Ana Lucía Escobar, la alcaldesa del municipio.

Bajo el ábside de la capilla estaban las osamentas, y por sus características no se trataba de un sepulcro tradicional del siglo XIX. "Se encontró una tumba oval, en la cual había dos esqueletos: uno masculino, otro femenino en posición fetal. No tenía lápida, lo cual es muy extraño en un contexto cristiano, a pesar de estar situada detrás del altar mayor", explicó el arqueólogo.

En aquel momento, La Calera era un pequeño poblado cuya principal construcción era una hacienda -hoy sede de la alcaldía- que pertenecía a la familia Tovar Buendía; allí se erigió la parroquia.  "La tumba fue excavada posiblemente 100 años después de haberse construido la capilla. Se le añadió un relleno que tenía huesos de animales, basura de todo tipo y se subió el nivel del piso. También se taponó una escalera que daba acceso a ese recinto detrás del altar y allí aparecieron los huesos de un bebé, que llegó a tener de dos a tres meses de edad", señaló Lleras.

El arqueólogo aclaró que todo indica que el pequeño fue arrojado allí con los residuos que se usaron para rellenar la tumba: "Es un deposito, no se puede decir que es un entierro propiamente. Lo hicieron contemporáneo con la tumba, pero no hay forma de decir si el bebé era pariente de la pareja".

El hombre medía 1,58 y era de contextura robusta y fuerte, de acuerdo con lo que determinaron los arqueólogos Lleras y Fernández. La mujer correspondería a una adolescente de 1,48 metros: "Es posible que hubiera sufrido desnutrición, o también que tuviera algún tipo de afección por su descalcificación. No se descarta que hubiera tenido carencia de vitamina B, o que sufriera de problemas ginecológicos que normalmente terminan en este tipo de afecciones".
 
Junto a ellos, se encontró un frasco de perfume hecho en cristal, que hace suponer que eran personas adineradas. Dentro del mismo estaba una carta, cuyo papel se deshizo y del cual solo le pueden leer algunas palabras. "Dice que hay unos restos del cadáver, se menciona el apellido Tovar y se habla de señora esposa; fragmentos de la fecha 877, que posiblemente eran 1877 y está firmado por Demetrio Zapata. Hemos averiguado y se trataría del párroco de esa época en La Calera. Hasta ahí va nuestra investigación de este par de entierros, tan supremamente extraños", indicó Lleras.

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