Una fotografía de la zona arqueológica de Chichén Itzá, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y Maravilla del Mundo desde 2007, fue capturada con un dron por un turista y podría tener graves consecuencias legales. La imagen, además de ser captada por dicho dispositivo, fue compartida en una red social y alcanzó más de 200 mil visitas en tan sólo tres días.
De acuerdo con autoridades federales, el aficionado que capturó una imagen de la pirámide de Kulkulkán la semana pasada, siguió los ordenamientos de uso de drones en México pero no acató las disposiciones legales sobre el aprovechamiento de los bienes de la nación.
En ello coincide Raúl Barrera Rodríguez, director del Programa de Arqueología Urbana (PAU) del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH), quien dijo a RT que “es ilegal, ya que lo hizo allanando un monumento histórico y sin una constancia de levantamiento de imagen”.
El arqueólogo mexicano agregó que el templo maya “está sujeto a los ordenamientos de la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos y la Ley General de Bienes Nacionales”, por lo que “capturar imágenes sin el consentimiento del Estado mexicano es ilegal y sancionado”.
Estas reglas básicas se impusieron “para que la gente entienda la importancia de la preservación del patrimonio cultural de México, es decir, el tomar una fotografía a un monumento histórico, en un horario que no corresponde al de servicio de Chichén Itzá y sin tramitar los documentos correspondientes, es inadmisible”.
Según la Ley Federal de Derechos del INAH, el monto que se debe pagar para obtener un permiso de filmación y/o videograbación solo por un día es de 10.227 pesos, lo equivalente a 537 dólares. En caso de que se requiera tomar fotografías de algún monumento histórico, el precio es de 5.113 pesos, cerca de 268 dólares.
Ante la polémica fotografía, usuarios de redes sociales aseguraron que “valió la pena el riesgo”.
Otros internautas cuestionaron la actuación del INAH, asegurando que si la posible sanción impuesta al fotógrafo corresponde a un tema meramente lucrativo de dicho organismo gubernamental.
Algunos más compararon el hecho con Google Maps, quien “comercializa fotos hasta de nuestras casas”.
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